La resistencia
es la capacidad psicofísica del
deportista para resistir la fatiga con una mayor o menor intensidad en un
tiempo determinado. Podemos dividir la resistencia en:
Ø Resistencia
aeróbica: permite mantener durante largo
tiempo un esfuerzo continuo en el transcurso del cual el aporte de oxígeno a la
sangre permite cubrir las necesidades del gasto muscular. Existe un equilibrio
entre gasto y aporte que proviene de la oxidación del glucógeno y/o grasas
acumuladas.
Ø Resistencia
anaeróbica: permite prolongar durante el mayor
tiempo posible un esfuerzo de intensidad máxima con una elevada deuda de
oxígeno. Distinguimos entre:
w Resistencia anaeróbica aláctica cuando se realiza esfuerzos intensos de corta
duración, siendo la moneda energética el ATP muscular y la fosfocreatina (PC),
por ejemplo una intensidad máxima durante 6 segundos o una intensidad submáxima
durante 15 ó 20 segundos.
w Resistencia anaeróbica láctica que sería entre 30 segundos y 2 minutos a una
intensidad elevada, disponiendo como sistema energético la glucólisis
anaeróbica consistente en degradar la glucosa con ausencia de oxígeno, de tal
manera que se transforma en ácido láctico.
El baloncesto tiene un carácter de exigencia metabólico mixto. Tiene unos
requerimientos de resistencia aeróbica por la duración del partido (una hora y
media de trabajo más o menos) con un gran porcentaje de acciones rápidas cuyo
metabolismo es anaeróbico aláctico y
aunque en los últimos estudios se demuestra que cada vez este deporte
tiende a menos momentos de requerimiento láctico, también hay que tenerlo en
cuenta.
Factores importantes que hay que considerar a
la hora de planificar el trabajo de
la resistencia en basket serían los tiempos de pausa y participación,
según el estudio realizado por Colli y Faina (1987) llegan a las
siguientes conclusiones:
· Cerca del 52% de los tiempos de juego están
concentrados en períodos que oscilan de 11 a 40 segundos, siendo muy raros los
intervalos de juego que se prolongan hasta los 120 segundos.
· El 42 % de los tiempos de pausa se concentran
también están entre los 11 y 40 segundos con motivos de: balones que salen
fuera, tiempos muertos, faltas o cambios de jugadores.
Otra consideración importante sería que la
distancia media que realiza un jugador en un partido es de 5,5 km. Por último
otro dato que hay que valorar es que durante la competición los jugadores de
baloncesto suelen tener entre 160 y 195 pul/min y que lo descansos cortos e incompletos
hacen que las pulsaciones no suelan bajar de las 110 p/m.
La resistencia en baloncesto no es una capacidad condicionante como lo podría ser en deportes cíclicos
como el ciclismo, natación o atletismo, por tanto el baloncesto lo podríamos
definir como un deporte de potencia o fuerza explosiva. Aún así en el
baloncesto y en los deportes colectivos hay que tener un nivel suficiente de
resistencia general para poder asimilar
los entrenamientos específicos,
permitir el mantenimiento de una intensidad
variable de carga variable durante el partido, evitar que el gesto técnico
se distorsione o buscar la recuperación
rápida entre las fases variables de esfuerzo y descanso.
En definitiva el entrenamiento de la
resistencia en el baloncesto, tiene como objetivo el crear la base necesaria para un amplio entrenamiento técnico-táctico y también
para mejorar la capacidad de recuperación durante las fases de baja intensidad
competitiva.
La
pretemporada es
el período del año más importante en cuanto a trabajo de resistencia, sobre todo
volumen de resistencia aeróbica creando
una base para toda la temporada. Con el transcurso de los primeros entrenamientos
se debe ir aumentando el volumen del trabajo de la resistencia paulatinamente.
Después se buscará mayor especificidad
de la carga disminuyendo el volumen y aumentando la intensidad (incrementando el
ritmo en los ejercicios o reduciendo el tiempo de recuperación entre ellos).
La resistencia se puede
trabajar mediante estímulos físicos
o estímulos técnico-tácticos, es
decir fuera de la cancha (basado principalmente en ejercicios de atletismo) o en pista
(con el entrenamiento integrado). Cuando no se entrena con equipos
profesionales es conveniente el trabajo de la resistencia en pista para
rentabilizar el tiempo con contenidos técnico-tácticos, buscar mayor motivación en
los jugadores y mayor transferencia al juego real.
Cuando se planifican varios objetivos en la
misma sesión, la resistencia aeróbica debería trabajarse al final para no
condicionar el resto del entrenamiento, teniendo en cuenta el resto de
contenidos. Una vez que ya se tiene la base
aeróbica suficiente en el
transcurso de la temporada, los ejercicios en los entrenamientos deben ser lo
más parecidos posible a la competición:
· No superar los dos minutos y medio de
duración sin descanso (excepto en el calentamiento o períodos vacacionales como
Navidad o Semana Santa).
· No realizar pausas superiores al
minuto y medio.
· Llevar a cabo ejercicios con
variaciones de ritmo.
Un error común en los entrenadores, aunque pretendemos que nuestros equipos se encuentren
en las mejores condiciones físicas, es trabajar demasiado la resistencia
repercutiendo negativamente en otras cualidades físicas como la potencia.
En categorías de formación hay que valorar no solamente la edad
biológica de los jugadores sino la madurativa, ya que no todos los chicos tienen
el mismo ritmo de desarrollo. En líneas generales podemos resumir:
-
Se
puede empezar a trabajar la resistencia
en categoría baby-basket desde los 8-9
años con cargas que impliquen grandes grupos musculares haciendo hincapié
en la capacidad aeróbica. Por ejemplo carrera contínua durante 6 minutos a una
intensidad del 60 %.
-
La
capacidad aeróbica alcanza su nivel
óptimo para poder trabajarla según Fernando Navarro entre los 10 y 13 años (en minibasket e infantil).
En cambio no sería hasta los 12-13 años
(categoría infantil) en chicas y 14-15 años (categoría cadete) en chicos, cuando deba trabajarse la
capacidad anaeróbica láctica.